viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Todo bajo control? No hay problema: Merkel y Sarkozy se encargan

Contaba mi madre que, durante la guerra, una vecina
le decía a mi abuela: "Dª Obdulia, cuando acabe la guerra, los que quedemos..."
!Puro optimismo¡
Todas las mañanas, mientras intento reconciliarme con el nuevo día, me las tengo que ver con la pareja feliz de Merkel y Sarkozy. Son todo un clásico, la locomotora de Europa que intenta, inútilmente, arrastrar una veintena de vagones cansinos y con los ejes oxidados. Resulta entrañable su porfía, su mágico recetario y sus consejos llenos de sentido común. De vez en cuando, ayer mismo, por ejemplo, su protagonismo se ve eclipsado por el estrellato decadente de Chaves, que a una pregunta capciosa de la entrevistadora de turno, respondía, de forma huidiza, que bueno, que quizá los mercados estaban mediatizando en exceso la gestión de los gobiernos, que sí, pero que no tanto, que no se les debería permitir tantos abusos, que era difícil regularizarlos y bla bla bla... Entre la alemana, el francés y el andaluz, me quedo con el nuestro, puro patrotismo tal vez, pero no me digáis que la empanada mental de su discurso resume y sintetiza el estado de nuestro tiempo.

Yo tengo una teoría, seguramente no soy su dueño, pero creo que ayuda a aclarar un poco tanto desafuero. Es muy sencilla: el mercado, por su espontaneidad esencial, solo permite que se practique la intervención estatal (nuestros políticos, ese bien social del que tan orgullosos deberíamos sentirnos, lo denominan, cariñosamente: regularización) cuando se producen sobrados excedentes. "Quédate con lo que sobra, parece decir a los gobiernos, que yo sigo mi camino". Los saqueadores, entonces, parecen pasar desapercibidos, no notamos su pesada presencia. Pero... ¿y si no sobra nada? Hay momentos en la vida que se producen reajustescrisis, transformaciones. Lo queramos o no, la economía es un ente vivo, con sus propias leyes (el mercado) y también padece sus trastornos fisiológicos. En un estado de salud, el enfermo recupera la normalidad sin mayor cuidado. Pero cuando el saqueador interviene, lo fisiológico deviene en patológico, y la situación se complica enormemente.  


El Presbítero Sardá se desmayaría de la emoción
al contemplar las andanadas que, aún hoy, (sobre todo: hoy) se lanzan
contra ese pecado capital. A ver si me hago con él

A veces parece que no lo entendemos. Entonces ponemos el grito en el cielo, exigimos que alguien haga algo, protestamos por la huida de cerebros y la inoperancia de nuestros gestores. Recuerdo los momentos finales de La rebelión de Atlas, cuando Mr. Thompson y sus secuaces exigían a John Galt, bajo amenzas de tortura física, que hiciera algo, que, a cambio de un cheque en blanco, se erigiera en dictador económico con el convencimiento de que, de este modo, América podría salir del abismo al que le habían precipitado las políticas intervencionistas.

A veces pienso si, efectivamente, los que nos
consideramos liberales o meros compañeros de viaje
 no estaremos rozando un poco
la locura
Ahora, parece que el tándem Merkel-Sarkozy incorpora el papel que  John Galt rechazó en esta vieja Europa que empieza a resquebrajarse, irónicamente, por donde nació: Grecia. Y uno de los paises que más tarde se incorporó, como Estado, a esta Europa calamitosa; uno de los países que, en su faceta macarra (1ª y 2ª Guerra Mundial) trajo más destrucción y muerte a este nuestro solar asolado (y, también, despertó más admiración y envidia entre nuestros intelectuales, no lo olvidemos nunca); esta Alemania a la que todos tuvimos que ayudar, y ayudamos, a llevar a buen puerto su reunificación, posee la clave del éxito, el bálsamo de Fierabrás y la solución a todos y cada uno de nuestros problemas.

En fin... Entre Merkel y Sarkozy, me quedo con Angelina Jolie y Brad Pitt. O, en su defecto, Carla Bruni.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenísimo. Yo no si estamos presenciando esas presagiadas contradicciones del capitalismo o todo esto es consecuencia de un imprudente (e interesado) intervencionismo de tinte socialdemócrata. 

Por cierto, enhorabuena por tu blog. No siempre comparto tus afirmaciones, pero es un gusto leerte.