viernes, 1 de junio de 2012

Ampliación de Carlos III. Ensayo de corrupción

Carlos III (1716-1788), Carlet para los amigos
Entre 1992 y 1993 trabajé en la catalogación del fondo bibliográfico del siglo XVIII conservado en la Biblioteca del Palacio Real (Madrid). El proyecto contemplaba, además de la descripción del material librario, la asistencia a una serie de conferencias o clases relativas a la bibliografía del periodo en cuestión, la tipografía, el comercio… y todo aquello que tuviera que ver con el mundo del libro, de su creación, ilustración, encuadernación, restauración e industria. Las tareas las organizaba, planificaba y supervisaba personalmente la directora de la Biblioteca Real, María Luisa López Vidriero, a la que no se le escapaba el más mínimo detalle, y con la que aprendí lo mucho o poco que sé de fondo antiguo, y supo inculcarme un gran amor por el mismo, lo que me ayudó enormemente en mi carrera profesional.

En una de esas charlas-conferencias, el encargado de la lección se refirió, como de pasada y sin darle mayor importancia, porque apenas tenía que ver con la materia que estaba dictando, a la ampliación de Carlos III, esa especie de añadido (ampliación, lógico) que sufrió el Palacio hacia el este durante el reinado de dicho monarca.

La noticia, como otras miles, la aparqué en algún rincón de la memoria, y solo asomaba la cara de vez en cuando, al pasear por la calle Bailén, y con mayor frecuencia, a raíz de mi creciente interés por el XVIII español como asunto literario completamente desaprovechado, a la espera de un novelista o cineasta capaz de explotar ese filón con el que se tropieza a cada paso, pero no logra apreciar en su justa medida.


Vistas de las cuatro fachadas de Sachetti.
Carlett no había decidio, todavía,  cambiar los muebles del
despacho de su antecesor, alegando la manida razón de la dignidad...
 
Se dice que el Rey proyectó esa reforma para instalar allí las dependencias de su mujer, María Amalia de Sajonia, quien no llegó a ocuparlas, al fallecer al poco de llegar a Madrid desde Nápoles.

Se trata realmente de un pegote que rompe la simetría del edificio. Los monarcas patrocinadores de la construcción del Palacio Nuevo, ya habían rechazado varios proyectos, como el de Juvara, que triplicaba el espacio construido, por su elevadísimo coste. Podemos considerar la ampliación como un capricho, un golpe de poder de una persona excesivamente pagada de sí misma. Carlet, como cariñosamente le llamaba su madre, Isabel de Farnesio, puede ser considerado como nuestro primer gobernante contemporáneo, el que ha pasado a la historia con el calificativo del rey más grande de España, el culmen de la Ilustración, el mejor alcalde de Madrid, máximo protector de las ciencias y de las artes,… Acumula sobre su persona toda suerte de hipérboles de un descarado servilismo, eclipsando las figuras de sus antecesores y, al adoptar el papel de medida de todas las cosas, mediatizando, por comparación, cualquier análisis serio de sus sucesores. El despliegue de elogios acríticos al que asistimos, con publicaciones, exposiciones, congresos y demás aparato publicitario en 1989, al celebrarse el segundo centenario de su fallecimiento, poco tiene que ver con la forma prácticamente inadvertida en que se desarrollaron los fastos conmemorativos del tercer centenario de la dinastía, el año 2000.

El Palacio Real en una ilustración de Fernando Aznar

   

Nadie como Carlet hizo, hasta ese momento, un uso más descarado del autobombo y de la propaganda de su persona. Admito que la simpatía que me inspiran su padre y su hermano Fernando, como materia literaria, insisto, me ciega, pero hay que reconocer que algunos actos protagonizados por el Rey dicen mucho de su persona y le aproximan bastante a presidentes, directivos y políticos de cualquier pelaje de los que tanto abundan hoy en día. De ahí que le haya endosado el calificativo de gobernante plenamente contemporáneo.


Planta del Palacio Real Nuevo, obra de Sachetti
 
La imagen de monarca culto e ilustrado se desdice mucho a tenor de una de las primeras medidas que tomó al llegar a Madrid. Vivía por entonces en la corte Carlo Broschi (1705-1782), más conocido como Farinelli, una de las voces más importantes en la historia de la música. Acogido por Felipe V y Fernando VI, dirigía los teatros de Madrid y Aranjuez, introduciendo la ópera italiana. Con una enorme influencia sobre los monarcas, jamás la utilizó para lucrarse, y nunca se le conocieron escándalos financieros, disfrutando, como la hacía, de un enorme ascendiente sobre las personas de los monarcas. Pues bien, su condición de castrato debió escandalizar tanto al mejor alcalde de Madrid, que después de afirmar que solo admitía capones como alimento en su mesa, expulsó a Farinelli de España tras 25 años de residencia en Madrid.


Impresionante panorámica del Palacio de Caserta, corte de Carlos VII de Nápoles,
que apenas pudo disfrutar pues, antes de verlo terminado, tuvo que venir
a Madrid a ceñirse la Corona española, el pobre...

Monarca culto, ilustrado… y humanitario. La relación con, al menos, dos de sus hermanos no podía ser más, digamos, curiosa. Por un lado, asistió a la enfermedad de su hermano Fernando, recluido en el castillo de Villaviciosa de Odón, como un buitre a la espera del último aliento de la res agonizante. Puso como espía e informante de la misma a su hermano pequeño, Luis (1726-1785), que renegaba cuanto podía de esta obligación, quejándose molesto de la demencia del aún rey de España. Este mismo Luis, nacido Cardenal, pudo renunciar a su condición eclesiástica, obligándole Carlos III a contraer matrimonio morganático con el objeto de alejar de la sucesión al trono a sus hijos. A su vez, el propio Luis, con su familia, ya no podrían residir en la Corte. En el mismo sentido de poner tierra entre su persona y sus potenciales enemigos también se encuentra la innecesaria expulsión de los jesuitas, ejemplo de moderna demagogia verificada de la peor manera posible, de creernos los relatos que han trascendido de la misma.

Isabel de Farnesio, temiendo de Fernando VI la desalojara del palacio
de La Granja, se construyó este de Riofrío. Pero apenas vivió aquí.
Se utilizaría ocasionalmente como pabellón de caza y, de forma
más prolongada, como secadero de jamones. Curioso

Monarca culto, ilustrado, humanitario… y trabajador. Se rodeó de lo que en el siglo XX se denominaría tecnócratas, creando las suficientes rencillas entre ellos, o potenciando sus enemistades, con el objeto de, sin hacer nada, mantener un estricto control sobre sus actos.

"Los capones, solo en la mesa", exclamaría nuestro Carlet.
Hombre íntegro y honrado, Farinelli se fue de Madrid tras servir fielmente
a Felipe V y Fernando VI durante !25 años!


Monarca culto, ilustrado, humanitario, trabajador .. e impulsor de la economía nacional. No hace mucho, vimos en TV una película, “El secreto de la porcelana”, que trataba este asunto y los intereses personales del monarca en los beneficios que podían obtener, no solo las arcas públicas, con la protección de este sector, practicando el espionaje industrial, y provocando la precipitada salida de Aranda del Gobierno.

En fin, todos estos detalles los podemos trasladar a cualquiera de los dirigentes de hoy en día, tan duchos en la práctica de fingir lo que no son, realizar gastos innecesarios y superfluos, deshacer las obras realizadas con anterioridad para dejar huella de sus personas, envolverse en grandes conceptos en los que no creen, usar y abusar de la demagogia, mezclar con descaro los intereses públicos y los privados, y dejar tras de sí un erial al no labrar un futuro formando a los que les pueden suceder en el futuro. Después de mí, el diluvio...
Al menos nos quedan las maravillas tipográficas de un Sancha o un Ibarra que nunca defraudarán...



Castillo de Villaviciosa de Odón. Los últimos meses de vida de Fernando VI
transcurrieron en el infierno de la demencia entre estas cuatro
paredes, mientras Carlos III peparaba su entrada triunfal en Madrid.
Ni un ápice caridad ni de compasión ...

Nota: Las ilustraciones, a excepción del Castillo de Villaviciosa y el retrato de Carlet, las he tomado de un blog muy interesante: Retratos de la historia 

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