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A mí, que soy de secano y tiendo al sur, siempre me ha llamado la atención el verde en verano.. |
Por fin, después de casi cuatro meses, conseguimos hacer la escapada que tanto necesitábamos los cinco. Las recientes tragedias familiares, los agobios laborales, el estrés y el cansancio acumulados empezaban a minar nuestra estabilidad emocional, por lo que se imponía una huida que nos devolviera a todos la calma y el sosiego necesarios.
La elección estaba cantada desde el primer momento. El lugar debía reunir unos requisitos mínimos para nosostros: proximidad a Madrid y, por las fechas, relativamente conocido como para que no se diera la necesidad de hacer excursiones por los alrededores, (tan sofocantes en el mes de julio), además de buena temperatura y posibilidad de bañarse.
La elección estaba cantada desde el primer momento. El lugar debía reunir unos requisitos mínimos para nosostros: proximidad a Madrid y, por las fechas, relativamente conocido como para que no se diera la necesidad de hacer excursiones por los alrededores, (tan sofocantes en el mes de julio), además de buena temperatura y posibilidad de bañarse.
Conocimos Jaraba y sus balnearios la Semana Santa de 2005. Estábamos viviendo los últimos meses del embarazo de Alejandro y buscábamos un lugar tranquilo donde descansar para que Carmen afrontara en las mejores condiciones la recta final. Enseguida quedamos hechizados con la zona. Visitas obligadas al Monasterio de Piedra y a Calatayud; a Campillo de Aragón con su réplica de la sábana santa; Ibdes, Calmarza, Cetina, Nuévalos, el embalse de la Tranquera, Santa María de Huerta..
El paisaje impresiona, con las gargantas abiertas por el río Mesa, las buitreras, los álamos y las pequeñas huertas a las orillas del río, sus trochas y veredas, el silencio solo interrumpido los fines de semana por las escasas familias que deciden pasar al fresco un día de campo. A cada paso encuentras un lugar ameno rodeado de esa paz y tranquilidad tan edificantes... Luego está la sensación de tiempo detenido; era como volver al siglo XIX, cuando la medicina aún no era capaz de dar respuesta a muchas enfermedades, y las curas balnearias venían a ocupar un espacio terapéutico con sus propuestas de relax y vida sana.
El río Mesa a su paso por el Balneario de Serón. Todavía no ha empezado la primavera de 2005 |
Embalse de la Tranquera, a pocos kilómetros de Jaraba. Aunque aquí no se aprecia, sus aguas tienen un color especial |
Ibdes. Semana Santa de 2005. El color de la tierra |
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Hotel Balneario Sicilia. Más moderno y actual que Serón, lo que ha ganado en aspecto de spa urbano, lo ha perdido en viejo sabor |
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Agosto de 2005. Entre los balnearios de La Virgen y Sicilia. ¿Cuántas veces hemos hecho ese camino? |
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Verano de 2005. Carmen con Itziar y Alejandro, de dos meses, en la cafetería de Serón Esta foto me encanta. Durante años la he tenido en mi mesa del trabajo |
También están los olores. Yo no entiendo de esencias ni de plantas aromáticas, pero desde entonces, cuando tropezamos con el aroma de ciertos jabones y cremas, decimos todos a la vez: "¡Mmmm... huele a Jaraba!"
Yo siempre he tendido un poco hacia la misantropía. Considero a Simón el Estilita mi santo de referencia y confieso que siento predilección por los pueblos pequeños, los paisajes de alguna manera yermos y desolados, tan típicos de la comarca, a excepción del verdor en la ribera del Mesa
Aquella Semana Santa iniciamos los dos un diario en el que pretendíamos recoger las impresiones del momento. Pero con el mismo ímpetu con el que lo abordamos, acabamos abandonándolo y hoy desconozco su paradero.
Los cuatro perfectamente equipados. De mis agujetas, nada diré Julio 2011 |
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Itziar (7 años) metida en un problema. Octubre de 2006 |
Verano de 2005. En plena ola de calor, con Alejandro recién nacido, volvemos a pasar unos días en Jaraba. Largos paseos andando o en bicicleta mientras Itziar se entretenía con las actividades ofrecidas por el hotel y superaba una escasa, aunque necesaria, sensación de destronamiento. Lecturas a la sombra de los enormes plataneros, solo interrumpidas por los tratamientos en el balneario y los turnos con Carmen para atender las exigencias del niño.
Tres años después, repetimos la misma historia.
Algunos nos reprochan que insistamos varias veces en el destino de nuestras vacaciones. Yo, personalmente, no entiendo muy bien el viajar por viajar, por acumular sellos en el pasaporte o millones de fotos en un disco duro. ¿Qué sentido tiene viajar un año a Argentina y, al siguiente, a Japón si no eres capaz de sacar enseñanza alguna de uno y otro lugar? Pero esto da para otro comentario
¿Por qué no volver donde has sido feliz? En esta ocasión: Sara. Verano de 2008. Itziar y Alejandro entretenidos por las mañanas en la piscina de Sicilia; Carmen, Sara y yo, paseando, hablando, disfrutando de la mutua compañía, bebiendo agua (para eso estamos en un balneario), recogiendo a los niños al mediodía y, el placer de estar solos los cinco, sin trajines ni obligaciones domésticas, lejos del bullicio y del trepidante día a día.
De vez en cuando hay que volver a aquellos lugares, visitar una geografía personal que vamos creando en común y en la que nos sentimos como en casa y sin la cual nuestro pasado queda un poco cojo. Porque los paisajes en sí mismos no son nada más que las formas caprichosas que moldea la naturaleza con la materia que tiene a mano. Los sentimientos que reflejamos sobre ellos, lo bueno o malo que hayamos vivido allí, son los que le dan su auténtico sentido y valor para nosotros.
2 comentarios:
¡Cuántos recuerdos me vienen a la memoria de mis veranos siendo niño en el balneario de Serón!
Cuántas horas en casa Pepe! Y cuántas entre el río y los manantiales! Tus fotos me hacen sentir viejo!
Enhorabuena por el blog
Muchas gracias, Fernando. No hemos llegado a conocer casa Pepe en activo, y es una pena que a nadie se le haya ocurrido recuperarla. Jaraba ya forma parte de nuestro "paisaje familiar" y nos gustaria dejarnos caer por allí, al menos, una vez al año. Un saludo y bienvenido al blog
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